Hágase tu voluntad…

CONSUELO MAGASICH Y FERNANDO PEÑA

Ambos son profesionales de la salud, se conocieron en la universidad mientras ella estudiaba y él era su profesor en cuarto año. “No pasó nada en ese momento, porque cada uno estaba en otras relaciones. Pero, dos años después, cuando yo ya egresé, empezamos a mirarnos con otros ojos, a salir y terminamos pololeando”

“Me enamora su inteligencia, su sentido de familia y obviamente físicamente, mucho. Me gusta que sea deportista y lo más importante, es cómo me respeta y me cuida”, comenta con los ojos iluminados de amor Consuelo Magasich, cuando recuerda los aspectos que le enamoran y rescata de su actual marido Fernando Peña. “Destaco lo organizado que es cuando estamos juntos, su responsabilidad y dar el mil por ciento en lo que hace, por lo cual siempre logra lo que se propone. Esto último es lo que más me ayuda a mí, con su espíritu él me empuja a conseguir mis propios objetivos, algo que no me caracterizaba antes de conocernos. Siento que por lo mismo somos un complemento perfecto. Él en lo organizado y yo que lo desestructuro, pero finalmente ambos logramos tener los pies muy bien puestos sobre la tierra”.

Fernando le pidió matrimonio a Consuelo en plena pandemia, en agosto del 2020, “la verdad es que él lo tenía planeado para mucho antes. Cuando le llegó el anillo, nos fuimos justo a cuarentena, nadie pensó que iba a extenderse por tanto tiempo.

Pasaban los meses y nada mejoraba. En ese período nos vimos muy poco, pues al ser dentistas nos cuidábamos más por la pandemia y no contagiar a nadie”. El ansioso novio esperó y en el día del cumpleaños de ella la sorprendió. “Fue anecdótico, yo estaba con familiares cercanos, pero el me sacó de la casa y en el auto me pasó un chaleco -que era el obsequio de cumpleaños[1]yo boté la bolsa al piso del auto, sin ver que faltaba abrir otro detalle… ¡la cajita con el anillo! Cuando al fin entendí lo que estaba ocurriendo, me pidió matrimonio con unas palabras hermosas”, rememora con evidente emoción.

Entonces, comenzó el proceso de preparación de la boda “fue muy entretenido, nos propusimos disfrutarlo en cada minuto y detalle. Dejamos de lado la fobia, entendimos el contexto y que estamos en una nueva realidad. Nos acotamos a lo que finalmente resultara, sin altas exigencias. Obviamente hubo incertidumbre, cambios de fecha, con planes A, B, hasta la Z, por si pasaban nuevos retrocesos por el Covid. Fue difícil organizarse y casi todo se condensó en el último mes, además que teníamos full trabajo, pero valió la pena totalmente y todo lo hicimos y decidimos en conjunto. Las familias de ambos jugaron un rol fundamental, participaron apoyando y opinando. En el fondo, vivieron este proceso con nosotros, fueron un respaldo fundamental”.

Consuelo y Fernando empezaron los rituales bendiciendo los anillos, después buscaron un centro de eventos al aire libre. Dieron con la banquetera perfecta y la madre de la novia hizo a mano todo el cotillón. “Lo complicado fue reducir la cantidad de invitados, pues ambos somos de familias muy grandes, pero todos entendieron”. Luego escogieron la música con el DJ, lo cual fue complejo por la diferencia de gustos y épocas de cada uno, pero entre risas y recuerdos se llegó a un acuerdo. También destacaron el coro, que le dio un toque muy solemne a la misa. “Entre los infaltables, quisimos sumar video a las fotos para atesorar un recuerdo más vívido de la boda. Y evidentemente los dulces fueron protagonistas, pues en mi caso somos de familia de cocineros y apreciamos demasiado estos detalles. Incluso la torta de novios una vez más la hizo mi madre y otras integrantes de la familia ayudaron con los demás dulces”.

Esta pareja se siente parte de la historia, el haberse casado en plena pandemia, lo ven como un desafío enorme e inolvidable. “Nosotros no queríamos casarnos en una versión demasiado acotada. Por eso esperamos hasta poder compartir con más gente y eso se dio en primavera 2021, con un panorama pandémico más tranquilo y controlado”.

Como mensaje a las novias ella dice “que se entreguen, sean capaces de delegar, que confíen. Lo que resulte para cada una es lo que Dios quería, lo que será el sello de su propio matrimonio, aunque no sea lo que tenían en mente. Es un día de muchísimas emociones, único y mágico”.

CONSUELO MAGASICH Y FERNANDO PEÑA

Ambos son profesionales de la salud, se conocieron en la universidad mientras ella estudiaba y él era su profesor en cuarto año. “No pasó nada en ese momento, porque cada uno estaba en otras relaciones. Pero, dos años después, cuando yo ya egresé, empezamos a mirarnos con otros ojos, a salir y terminamos pololeando”

“Me enamora su inteligencia, su sentido de familia y obviamente físicamente, mucho. Me gusta que sea deportista y lo más importante, es cómo me respeta y me cuida”, comenta con los ojos iluminados de amor Consuelo Magasich, cuando recuerda los aspectos que le enamoran y rescata de su actual marido Fernando Peña. “Destaco lo organizado que es cuando estamos juntos, su responsabilidad y dar el mil por ciento en lo que hace, por lo cual siempre logra lo que se propone. Esto último es lo que más me ayuda a mí, con su espíritu él me empuja a conseguir mis propios objetivos, algo que no me caracterizaba antes de conocernos. Siento que por lo mismo somos un complemento perfecto. Él en lo organizado y yo que lo desestructuro, pero finalmente ambos logramos tener los pies muy bien puestos sobre la tierra”.

Fernando le pidió matrimonio a Consuelo en plena pandemia, en agosto del 2020, “la verdad es que él lo tenía planeado para mucho antes. Cuando le llegó el anillo, nos fuimos justo a cuarentena, nadie pensó que iba a extenderse por tanto tiempo.

Pasaban los meses y nada mejoraba. En ese período nos vimos muy poco, pues al ser dentistas nos cuidábamos más por la pandemia y no contagiar a nadie”. El ansioso novio esperó y en el día del cumpleaños de ella la sorprendió. “Fue anecdótico, yo estaba con familiares cercanos, pero el me sacó de la casa y en el auto me pasó un chaleco -que era el obsequio de cumpleaños[1]yo boté la bolsa al piso del auto, sin ver que faltaba abrir otro detalle… ¡la cajita con el anillo! Cuando al fin entendí lo que estaba ocurriendo, me pidió matrimonio con unas palabras hermosas”, rememora con evidente emoción.

Entonces, comenzó el proceso de preparación de la boda “fue muy entretenido, nos propusimos disfrutarlo en cada minuto y detalle. Dejamos de lado la fobia, entendimos el contexto y que estamos en una nueva realidad. Nos acotamos a lo que finalmente resultara, sin altas exigencias. Obviamente hubo incertidumbre, cambios de fecha, con planes A, B, hasta la Z, por si pasaban nuevos retrocesos por el Covid. Fue difícil organizarse y casi todo se condensó en el último mes, además que teníamos full trabajo, pero valió la pena totalmente y todo lo hicimos y decidimos en conjunto. Las familias de ambos jugaron un rol fundamental, participaron apoyando y opinando. En el fondo, vivieron este proceso con nosotros, fueron un respaldo fundamental”.

Consuelo y Fernando empezaron los rituales bendiciendo los anillos, después buscaron un centro de eventos al aire libre. Dieron con la banquetera perfecta y la madre de la novia hizo a mano todo el cotillón. “Lo complicado fue reducir la cantidad de invitados, pues ambos somos de familias muy grandes, pero todos entendieron”. Luego escogieron la música con el DJ, lo cual fue complejo por la diferencia de gustos y épocas de cada uno, pero entre risas y recuerdos se llegó a un acuerdo. También destacaron el coro, que le dio un toque muy solemne a la misa. “Entre los infaltables, quisimos sumar video a las fotos para atesorar un recuerdo más vívido de la boda. Y evidentemente los dulces fueron protagonistas, pues en mi caso somos de familia de cocineros y apreciamos demasiado estos detalles. Incluso la torta de novios una vez más la hizo mi madre y otras integrantes de la familia ayudaron con los demás dulces”.

Esta pareja se siente parte de la historia, el haberse casado en plena pandemia, lo ven como un desafío enorme e inolvidable. “Nosotros no queríamos casarnos en una versión demasiado acotada. Por eso esperamos hasta poder compartir con más gente y eso se dio en primavera 2021, con un panorama pandémico más tranquilo y controlado”.

Como mensaje a las novias ella dice “que se entreguen, sean capaces de delegar, que confíen. Lo que resulte para cada una es lo que Dios quería, lo que será el sello de su propio matrimonio, aunque no sea lo que tenían en mente. Es un día de muchísimas emociones, único y mágico”.

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