Florencia y Danko
Desde siempre, ambos hemos estado conectados fuertemente al campo, a la tierra, yo de la verde región de los Ríos y él de la pampa magallánica. El amor por el campo y la libertad que este otorga es nuestro lenguaje común, nuestro mayor punto de encuentro como pareja, lo que nos hace disfrutar de momentos sencillos de la vida. Recorrer el campo de a caballo a la hora del rocío o cosechar ruibarbos juntos para hacer dulce, son actividades sencillas, pero que sacan nuestra esencia.
¿Cómo se conocieron con Danko tu esposo? Con Danko nos conocimos en la Universidad, él estudiaba en el Instituto Agrícola Adolfo Matthei y yo en la Universidad de los Lagos. Fue una historia de conquista, de miradas, con todo el romanticismo que se tiene a los 18 años, de esos amores intensos e idealistas. Él es de Magallanes y tuvo que volverse a su región luego de terminados sus estudios y por distancia terminamos, a mí me quedaba todavía para finalizar mis estudios.
Durante 6 años estuvimos separados hasta que un día recibo una llamada y fue lo que bastó para retomar la historia y sin pensarlo dos veces tomar un avión y venirme con maletas a Magallanes desde mi campo sureño amado.
¿Cómo fue el momento en que te pidió matrimonio? Llegó un día a la casa, se atrasó más de lo de costumbre. Estaba trabajando en un tractor y llegó por supuesto todo lleno de grasa, con las botas sucias y su clásico jockey John deer. Me abrazó como siempre en la entrada y me preguntó si me quería casar con él, yo le contesto entre risas que obvio que sí, y después me muestra el anillo y me dice, pero en serio. Ahí caí en cuenta de lo que me hablaba y no pude más que reírme de alegría y contestarle mil veces que sí.
¿Cuándo empezaron a planificar su matrimonio, ya estaba la pandemia? La pandemia llevaba ya su tiempo cuando decidimos casarnos, sin embargo, lo que más nos importaba, aunque suene un poco egoísta, éramos nosotros y lo mucho que significaba para nosotros casarnos, por lo que la pandemia o el quienes invitar no fue tema. Sabíamos que quienes no podían venir por la pandemia, nos acompañarían con el corazón en todo momento. Nos regimos bajo la normativa de la fecha e invitamos solo a nuestra familia directa y un par de amigos muy íntimos.
Siempre me preguntaban si estaba nerviosa y creo que ¡no sentí nervios en ningún momento! La ceremonia religiosa fue en el jardín de la casa de mis papás en La Unión, en el mismo rinconcito debajo de unos pinos donde jugaba cuando era pequeña con mis hermanos. Me ayudaron a arreglarme mis hermanas, mis papás se encargaron de poner las sillas y un altar a la sombra y el lugar realmente se veía como un rinconcito mágico anunciando lo que ahí iba a pasar. ¡Sorprendimos a todos cuando llegamos montados de a caballo y al galope a la recepción en las pesebreras!
¿Qué le dirías a las novias que están planificando su boda o que han tenido que cambiar la fecha? El sentimiento para todos es distinto, pero creo que hay un mensaje muy importante que nos ha dejado esta pandemia y los tiempos revueltos que hemos vivido. Es volver a valorar la esencia, lo real y duradero, la familia de sangre y la que te regala la vida. Teniendo amor, nada falta.
¿Qué es lo más lindo de estar casada? Es hermoso ver nuestras manos con las alianzas y conversar largas noches al lado del fuego de lo lindo del día de nuestro matrimonio y así tal como nos dijo el sacerdote ese día, ir buscando como arar la tierra para seguir cultivando día tras día el amor, el compañerismo y alegría en esta vida juntos. Esperamos poder mostrarles las maravillosas fotos que tomó Ale a nuestros hijos y recordar todo como si hubiera sido ayer.
Florencia y Danko
Desde siempre, ambos hemos estado conectados fuertemente al campo, a la tierra, yo de la verde región de los Ríos y él de la pampa magallánica. El amor por el campo y la libertad que este otorga es nuestro lenguaje común, nuestro mayor punto de encuentro como pareja, lo que nos hace disfrutar de momentos sencillos de la vida. Recorrer el campo de a caballo a la hora del rocío o cosechar ruibarbos juntos para hacer dulce, son actividades sencillas, pero que sacan nuestra esencia.
¿Cómo se conocieron con Danko tu esposo? Con Danko nos conocimos en la Universidad, él estudiaba en el Instituto Agrícola Adolfo Matthei y yo en la Universidad de los Lagos. Fue una historia de conquista, de miradas, con todo el romanticismo que se tiene a los 18 años, de esos amores intensos e idealistas. Él es de Magallanes y tuvo que volverse a su región luego de terminados sus estudios y por distancia terminamos, a mí me quedaba todavía para finalizar mis estudios.
Durante 6 años estuvimos separados hasta que un día recibo una llamada y fue lo que bastó para retomar la historia y sin pensarlo dos veces tomar un avión y venirme con maletas a Magallanes desde mi campo sureño amado.
¿Cómo fue el momento en que te pidió matrimonio? Llegó un día a la casa, se atrasó más de lo de costumbre. Estaba trabajando en un tractor y llegó por supuesto todo lleno de grasa, con las botas sucias y su clásico jockey John deer. Me abrazó como siempre en la entrada y me preguntó si me quería casar con él, yo le contesto entre risas que obvio que sí, y después me muestra el anillo y me dice, pero en serio. Ahí caí en cuenta de lo que me hablaba y no pude más que reírme de alegría y contestarle mil veces que sí.
¿Cuándo empezaron a planificar su matrimonio, ya estaba la pandemia? La pandemia llevaba ya su tiempo cuando decidimos casarnos, sin embargo, lo que más nos importaba, aunque suene un poco egoísta, éramos nosotros y lo mucho que significaba para nosotros casarnos, por lo que la pandemia o el quienes invitar no fue tema. Sabíamos que quienes no podían venir por la pandemia, nos acompañarían con el corazón en todo momento. Nos regimos bajo la normativa de la fecha e invitamos solo a nuestra familia directa y un par de amigos muy íntimos.
Siempre me preguntaban si estaba nerviosa y creo que ¡no sentí nervios en ningún momento! La ceremonia religiosa fue en el jardín de la casa de mis papás en La Unión, en el mismo rinconcito debajo de unos pinos donde jugaba cuando era pequeña con mis hermanos. Me ayudaron a arreglarme mis hermanas, mis papás se encargaron de poner las sillas y un altar a la sombra y el lugar realmente se veía como un rinconcito mágico anunciando lo que ahí iba a pasar. ¡Sorprendimos a todos cuando llegamos montados de a caballo y al galope a la recepción en las pesebreras!
¿Qué le dirías a las novias que están planificando su boda o que han tenido que cambiar la fecha? El sentimiento para todos es distinto, pero creo que hay un mensaje muy importante que nos ha dejado esta pandemia y los tiempos revueltos que hemos vivido. Es volver a valorar la esencia, lo real y duradero, la familia de sangre y la que te regala la vida. Teniendo amor, nada falta.
¿Qué es lo más lindo de estar casada? Es hermoso ver nuestras manos con las alianzas y conversar largas noches al lado del fuego de lo lindo del día de nuestro matrimonio y así tal como nos dijo el sacerdote ese día, ir buscando como arar la tierra para seguir cultivando día tras día el amor, el compañerismo y alegría en esta vida juntos. Esperamos poder mostrarles las maravillosas fotos que tomó Ale a nuestros hijos y recordar todo como si hubiera sido ayer.